Índice
Recibe nuestra newsletter
Cuando alquilas una vivienda, pueden surgir dudas sobre quién debe hacerse cargo de las reparaciones y del mantenimiento de la propiedad. Tanto inquilinos como propietarios tienen responsabilidades específicas, y conocerlas es muy importante para evitar conflictos y garantizar el buen estado del inmueble. Sin un acuerdo claro, se pueden generar disputas que compliquen la convivencia y afecten la relación contractual entre ambas partes.
En muchos casos, los problemas surgen cuando se presentan averías inesperadas y ninguna de las partes está segura de a quién le corresponde asumir los gastos. Aunque la legislación establece ciertos criterios generales, cada contrato de alquiler puede contener cláusulas específicas que modifiquen estas responsabilidades. Por esto, es importante revisar detenidamente el acuerdo firmado antes de tomar decisiones respecto a las reparaciones.
A continuación, detallamos qué arreglos corresponden a cada parte según la legislación vigente y las buenas prácticas en el mercado del alquiler.
Reparaciones a cargo del propietario
El propietario es responsable de garantizar que la vivienda se encuentre en condiciones adecuadas para su uso. Esto implica que debe asumir los costos de:
- Reparaciones estructurales: problemas en paredes, techos, suelos y elementos de la construcción.
- Sistemas esenciales: averías en tuberías, calefacción, suministro eléctrico o de agua.
- Electrodomésticos incluidos en el contrato: si la vivienda cuenta con electrodomésticos proporcionados por el propietario y estos dejan de funcionar por desgaste natural, su reparación o sustitución corre por su cuenta.
- Daños no causados por el inquilino: si un problema es consecuencia del envejecimiento de la vivienda o de circunstancias ajenas al uso del inquilino, el propietario debe solventarlo.
Reparaciones a cargo del inquilino
El inquilino, por su parte, tiene la obligación de mantener la vivienda en buen estado y realizar pequeñas reparaciones derivadas del uso cotidiano. Estas incluyen:
- Pequeños arreglos: sustitución de bombillas, arreglos menores en grifos o persianas y reparaciones que no afecten la habitabilidad general.
- Mantenimiento del inmueble: limpieza de filtros de aire acondicionado, desatasco de cañerías por acumulación de residuos y otros cuidados básicos.
- Daños por mal uso: si el inquilino provoca un desperfecto, ya sea por accidente o negligencia, está obligado a costear su reparación.
Casos especiales y recomendaciones
- Averías urgentes: en situaciones donde una reparación urgente es necesaria para evitar daños mayores (como una fuga de agua), es recomendable que el inquilino informe al propietario de inmediato. Si el propietario no responde con rapidez, el inquilino puede proceder con la reparación y solicitar el reembolso.
- Cláusulas del contrato: es esencial revisar el contrato de arrendamiento, ya que puede incluir disposiciones específicas sobre las responsabilidades de cada parte en cuanto a reparaciones.
- Seguro de hogar: tanto inquilinos como propietarios pueden contratar un seguro que cubra daños accidentales, lo que puede evitar disputas y gastos inesperados.
Conocer las responsabilidades en cuanto a reparaciones en una vivienda de alquiler evita malentendidos y conflictos. En general, el propietario se encarga de los problemas estructurales y averías importantes, mientras que el inquilino asume el mantenimiento y pequeños arreglos. Revisar el contrato y mantener una comunicación fluida ayudará a gestionar cualquier incidencia de manera efectiva.